La queratosis actínica. Factores de riesgo y cómo prevenirla

Los principales factores de riesgo para desarrollar una queratosis actínica son1:

  1. Exposición solar crónica: como ya se ha comentado, una exposición crónica a los rayos ultravioleta provoca una mutación en el ADN de los queratinocitos, induciendo la proliferación de células atípicas. En este proceso es clave la mutación de la proteína p53, que tiene un papel clave en la regulación del ciclo celular, la apoptosis y la reparación del ADN.
  2. Fototipo claro: la queratosis actínica es más frecuente en personas de fototipo I-II que raramente alcanzan el bronceado. La melanina en la epidermis actúa como protector bloqueando el paso de los rayos ultravioletas (RUV), por lo que las personas de fototipos más altos tienen sus queratinocitos más protegidos frente a los cambios ocasionados por la luz solar.
  3. Inmunosupresión: las personas que reciben tratamientos inmunosupresores o tienen alguna enfermedad que afecta a su sistema inmune de defensa tienen mayor riesgo de desarrollar queratosis actínica y otros tumores de la piel, especialmente el carcinoma epidermoide. De hecho, aunque el carcinoma basocelular es el más frecuente, en estos pacientes el cociente se invierte pasando a ser el carcinoma epidermoide el más habitual.
  4. Síndromes genéticos: sobre todo aquellos relacionados con la incapacidad para la reparación del daño solar en el ADN, como pueden ser el xeroderma pigmentoso, el síndrome de Bloom y el síndrome de Rothmund-Thompson.
  5. Virus del papiloma humano (VPH): existen estudios que demuestran una mayor prevalencia del VPH en piel expuesta crónicamente al sol, por lo que indirectamente se ha relacionado el papel patógeno de este virus en la formación de queratosis actínicas.

¿Cómo prevenir la queratosis actínica?

La queratosis actínica es un claro reflejo del daño solar crónico en la piel; por ello, su prevención se hace imprescindible, especialmente para evitar la posible progresión a carcinoma epidermoide2. En este punto, la fotoprotección3 adquiere un papel crucial. Por un lado, hay que educar a los pacientes en el uso de protectores físicos como gorros, camisas de manga larga, prendas con fotoprotección integrada o gafas de sol entre otros; pero también en la fotoprotección tópica (erróneamente llamada crema solar, ya que el problema no es el sol sino la radiación ultravioleta)4.

Todas las personas, independiente de su fototipo de piel, son susceptibles de desarrollar un cáncer de piel y, aunque son las de piel más clara quienes más se beneficiaran del uso de la fotoprotección tópica, tanto a corto plazo (para evitar quemaduras), como a largo plazo (disminuyendo el fotoenvejecimiento), todas las personas deberían incluir en su rutina diaria el uso de un fotoprotector durante todo el año5.

En los últimos años, se han desarrollado fotoprotectores combinados con fotoliasas, que parecen ser capaces de revertir el daño causado por los rayos ultravioleta B en el ADN de los queratinocitos. En este caso, puede ser un excelente tratamiento preventivo, capaz, incluso, de restituir parcialmente el daño ya causado4.

Finalmente, algunas recomendaciones prácticas para el cuidado las queratosis actínicas incluyen:

  • Prestar atención a las pequeñas escamas que aparecen en zonas fotoexpuestas y persisten durante meses.
  • Vigilar de forma estrecha a pacientes trasplantados, ya que tienen más riesgo de desarrollar cáncer de piel más agresivo.
  • Aunque las queratosis actínicas pueden involucionar espontáneamente, no está justificada la observación; tras el diagnóstico se debe comenzar un tratamiento tópico y, posteriormente, derivar al dermatólogo para su valoración.

Educación a pacientes

Es importante educar a los pacientes en el uso correcto de los fotoprotectores y ofrecerles algunas normas básicas sobre la exposición solar:

  • Hay que ser generosos a la hora de aplicarse la crema (aproximadamente 2 mg/cm2).
  • Evitar las horas centrales del día (desde las 12 a las 17 horas).
  • Hay que aplicarse la crema con fotoprotección solar todos los días del año, preferiblemente de un factor 50, y nunca menor de 30. Se debe aplicar sobre la piel seca y 30 minutos antes de la exposición solar, renovando su aplicación cada 2-3 horas4.
  • Se recomienda, además, reforzar la protección con gorros, gafas de sol y ropa.

Fuentes

  1. Didona D, Paolino G, Bottoni U, Cantisani C. Non melanoma skin cancer pathogenensis overview. Biomedicines 2018;6(1). Pii:E6.
  2. Fernández-Figueras MT. From actinic keratosis to squamous cell carcinoma: pathophysiology revisited. J Eur Acad Dermatol Venereol 2017; 31(Suppl 2):5-7.
  3. Ferrándiz C, Fonseca-Capdevila E, García-Diez A, Guillen-Barona C, Belinchón-Romero I, Redondo-Vellón P et al. Spanish adaptation of the European guidelines for the evaluation and treatment of actinic keratosis. Actas Dermosifiliogr 2014;105(4):378-93.
  4. Lim HW, Arellano-Mendoza MI, Stengel F. Current challenges in photoprotection. J Am Acad Dermatol 2017;76(3S1):S91-99.
  5. Linden KG. Sunscreen sun protection factor (SPF): Is higher better? J Am Acad Dermatol 2018 (Article in press).

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