La dermatitis atópica grave puede “destrozar la vida de quien la sufre”

La dermatitis atópica, enfermedad inmunitaria crónica sistémica, incurable y visible en la piel, con un potencial de efectos debilitantes “sustanciales” en la calidad de vida de los pacientes, afecta al 0,083 por ciento de los españoles, una cifra baja aunque se trata de una patología que “puede destrozar la vida de quien la sufre”.

El presidente de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica (Seaic), Joaquín Sastre, ha explicado en el marco del XXXI Congreso Nacional de la entidad celebrado recientemente en Valencia, que “afortunadamente” es una prevalencia “baja” aunque ha recalcado que se trata de una enfermedad que “destroza” la vida de quien la sufre por los efectos que tiene en la piel y el intenso picor que genera. “Su calidad de vida es realmente malo y desesperante”, ha constatado.

La trayectoria natural de la dermatitis atópica sigue un curso variable, con diferentes edades de aparición y gravedad. Si bien puede desaparecer después de la pubertad, aproximadamente el 30 por ciento de los niños con dermatitis atópica continúa sufriendo la enfermedad en la edad adulta y un 15-30 por ciento de los adultos experimentó la aparición de la enfermedad en edad adulta.

Además de una “merma” de calidad física, se produce una “gran carga psicológica importante” al provocar “insomnio, ansiedad y síntomas de depresión, así como sensación de aislamiento”. Al respecto, Sastre ha señalado que dos estudios epidemiológicos realizados en España han demostrado que estos pacientes no responden al tratamiento tópico habitual y requieren el uso de medicación más tóxica como cortisona o incluso inmunosupresores.

Hasta un 72 por ciento de las personas con dermatitis atópica moderada-grave experimenta otras enfermedades concomitantes atópicas propiciadas por un proceso inflamatorio subyacente compartido, que incluyen el asma, pólipos nasales, rinitis alérgica, conjuntivitis alérgica, alergia alimentaria y rinosinusitis crónica.

Dado que los síntomas y las lesiones visibles de la dermatitis atópica suelen aparecer en las manos y el rostro, un gran número de pacientes se sienten “avergonzados y cohibidos, y con frecuencia evitan las actividades laborales y sociales”.

En un estudio publicado, alrededor del 40 por ciento de los adolescentes y una cuarta parte de los niños con dermatitis atópica sufrían acoso escolar debido a la enfermedad, y la mitad de los encuestados en ambos grupos de edad se mostraban “infelices o deprimidos”.

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Redacción Médica

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