Importancia de la prevención de las enfermedades dermatológicas

En este punto, la fotoprotección¹ adquiere un papel crucial. Por un lado, hay que educar a los pacientes en el uso tanto de protectores físicos (gorros, camisas de manga larga, prendas con fotoprotección integrada, gafas de sol, etc.), pero también en la fotoprotección tópica (erróneamente denominada crema solar, ya que el problema no es el sol sino la radiación ultravioleta)².

Todas las personas, independiente de su fototipo de piel, son susceptibles de desarrollar un cáncer de piel y, aunque son las de piel más clara quienes más se beneficiarán del uso de la fotoprotección tópica tanto a corto plazo (para evitar quemaduras), como a largo plazo (reduciendo el fotoenvejecimiento), todos los pacientes deberían incluir en su rutina diaria el uso, durante todo el año, de un fotoprotector. Además, es importante insistir en un buen uso del mismo ya que, por regla general, se debe aplicar media hora antes de la exposición a la luz y renovarlo cada 2 o 3 horas si la exposición es de forma continuada³.

En los últimos años se han desarrollado fotoprotectores combinados con fotoliasas, que parecen ser capaces de revertir el daño causado por los rayos ultravioleta B en el ADN de los queratinocitos. En este caso, pueden ser un excelente tratamiento preventivo e incluso ser capaces de restituir parcialmente el daño ya causado².

Finalmente, algunas recomendaciones prácticas para la queratosis actínica incluyen:

• Prestar atención a las pequeñas escamas que aparecen en zonas fotoexpuestas y que persisten durante meses.
• Vigilar de forma estrecha a pacientes trasplantados ya que tienen más riesgo de desarrollar un cáncer de piel más agresivo.
• Aunque las queratosis actínicas pueden involucionar espontáneamente, no está justificada la observación; ante un diagnóstico positivo se debe comenzar un tratamiento tópico y, posteriormente, derivar al dermatólogo para su valoración.

*Añadir tira de imágenes de prevención (los pasos de forma gráfica)